miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Y el Apocalipsis?

¿Y el Apocalipsis?
Martes, 01 de Octubre de 2013 09:08 Santa Cruz
                                        

Continuamos en esta segunda entrega, analizando los contrastes entre los vaticinios de quienes se oponen a la minería, con los resultados que se exhiben en la zona central de Santa Cruz, tras 15 años de producción del yacimiento de oro y plata Cerro Vanguardia.
Este mes, la minera Cerro Vanguardia cumple 13 años de producción ininterrumpida en el yacimiento de oro y plata homónimo, ubicado a 150 kilómetros al noroeste de la localidad santacruceña de Puerto San Julián, en el cuadrante sur del Macizo del Deseado, hecho que tomamos para comparar los resultados y consecuencias –reales, visibles y medibles– producido tras ese lapso, y compararlos con lo que las voces antimineras anunciaban que sucedería luego de una década de explotación.
En la entrega anterior, analizamos el tema del agua. En este caso nos abocaremos a otras dos cuestiones sensibles: el impacto en flora, fauna y paisaje, y el uso y manejo del cianuro.
Qué animales
Desde los sectores antimineros, se plantea que la agresión de la explotación minera es especialmente marcada en el medio natural, tanto por el impacto sobre el hábitat de las especies animales y vegetales como por la contaminación directa sobre estos individuos. Entre los agentes agresores se mencionan los químicos utilizados, la contaminación sonora por explosiones, la polución del aire por el polvo en suspensión y la supresión de nutrientes, por falta de agua y por contaminación de la flora.
Tras 15 años de explotación minera, y a pesar de la persistente sequía, en los campos en que se asienta el yacimiento Cerro Vanguardia –al igual que en los que rodean a los otros emprendimientos mineros de la Provincia– se puede constatar el buen estado de la flora local, que brinda alimento a tropillas de guanacos y bandadas de choiques que, entre otras especies, están recuperándose en cantidad por la ausencia de la ganadería.
Justamente, es motivo actual de preocupación de autoridades y conductores, la presencia de animales silvestres a la vera de las rutas, lo que ha provocado no pocos accidentes. Hay quienes han sostenido que guanacos y choiques se acercan al asfalto espantados por el ruido de las explosiones en los yacimientos. Esta falacia se desmorona al observar, cuando se visita una mina, una presencia de guanacos todavía superior a la que se encuentra cerca de las rutas.
En cuanto a la polución del aire por polvo en suspensión, que provendría de las explosiones o de la circulación de vehículos, los monitoreos realizados por la empresa Corplab periódicamente, tanto en el yacimiento como en los caminos circundantes, demostraron que la calidad del aire es la misma que en el resto de la meseta, y los valores que indican presencia de polvo y metales están muy por debajo de los  permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cabe acotar que para realizar estos controles, se emplearon métodos y sistemas de medición acordes a los descriptos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (USEPA).
También es necesario  señalar que las distintas autoridades de aplicación provinciales –Medio Ambiente, Fauna, Bosques, Recursos Hídricos, entre otros– a las que se suman investigadores de universidades regionales y nacionales, realizan permanentes controles y monitoreos, que no han mostrado ningún tipo de anomalía en aire, suelo, cursos de agua y especies animales o vegetales del lugar.
El cianuro vampiro
El uso del cianuro en la industria minera ha sido permanentemente señalado como un ejemplo del envenenamiento que las empresas generan con sus métodos de producción. Incluso se ha señalado –y varios desinformados o malintencionados lo siguen haciendo– que la utilización de este compuesto está prohibida en Europa.
El cianuro que se utiliza en minería representa alrededor del 18% del total que consumen las distintas industrias del país, y se transporta a los yacimientos, se estiba, usa y se le da disposición final, respetando rigurosas normas internacionales.
El residuo de cianuro ya usado, es dispuesto en diques de colas  que, además de mantener su aislación, deben presentar niveles  por debajo de los valores aceptados  por la OMS. En el caso de Cerro Vanguardia, el dique de colas presenta una concentración de cianuro inferior a las 50 partes por millón (ppm), notablemente inferior a las 150 ppm permitidas y aprobadas en el informe de impacto ambiental.  Por otra parte, la aislación y contenido del dique son controlados regularmente tanto por la autoridad minera como por imperio de un convenio suscripto con la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA).
A tal punto es el cuidado que se tiene, que la minera fue certificada por el Instituto Internacional de Manejo del Cianuro (IMCI, por sus siglas en inglés).
Desarrollado bajo el patrocinio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el IMCI es un programa voluntario de la industria minera para empresas dedicadas a la producción de oro que utilizan cianuro, sus contratistas  y transportistas de este producto, con el objetivo de ayudar en la protección de la salud humana, la reducción de los impactos ambientales y complementar el cumplimiento de las regulaciones aplicables de cada jurisdicción.
Con esta certificación, se comprueba que la presencia de cianuro en dique de colas disminuye a un tercio del máximo permitido, y que se aplican procesos de seguridad y control adicionales a los reglados, asegurando así una política mucho más amigable con el medio ambiente.
En cuanto a la mentada prohibición del uso del cianuro en Europa, lo que existió fue una propuesta en tal sentido planteada por un grupo de  parlamentarios provenientes de países del Este, que no halló eco en el resto de la Unión, a tal punto que el titular del órgano ejecutivo la descartó de plano y la envió a archivo.
Pero tal vez el “error” más común es afirmar que los potenciales efectos negativos del cianuro se mantendrán por siglos: Cualquier estudiante de química  medianamente avanzado, podrá confirmar que el cianuro se degrada hasta desaparecer al ser puesto en contacto con la luz del día, porque es un compuesto fotodegradable, al punto que tras un año sin vertido, los diques de colas de yacimientos sin actividad, muestran niveles de cianuro ínfimos, sin capacidad de afectar la vida o la salud.
En la próxima entrega abordaremos temas de mayor contenido económico: impuestos, tasas de inversión y desarrollo local.
Roberto Mendoza - La Opinión Austral

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