jueves, 12 de diciembre de 2013

La minería necesita un shock petrolero - "Muy bueno"

La minería necesita un shock petrolero

Dr. Favio J. Casarin - 
Presidente de la Asociación de Profesionales de las Industrias del Petróleo y de la Minería de Argentina
Gerente de Asuntos Legales y Corporativos en Taging S.A.

La industria minera está siendo protagonista de un muy mal año para el sector en Argentina, el peor en muchos que se recuerden. Una industria anquilosada, herida de gravedad, y que no da muestras de salir de terapia intensiva. Es tan grave la situación, que entiendo existe unanimidad en cuanto al diagnóstico, y sí se pueden presentar discusiones en cuanto a las causas, o sobre cuáles de ellas han sido las que más han influido. Lo que no se avizora en el horizonte es la salida.
Los factores externos como la caída del precio de los metales en los mercados internacionales es sin dudas es la madre de las causas, pero también existen varios factores internos que no han amortiguado esta situación, sino por el contrario, han contribuido al derrumbe. Entre ellos el freno a las importaciones, el tipo de cambio fijo, las restricciones al giro de utilidades, las demoras en el reintegro del IVA por exportaciones, han contribuido a que el país deje de ser atractivo para la inversión minera.
Por si esto fuera poco, existe un marcado contraste entre las políticas mineras de las provincias. Algunas prohíben la minería, otras imponen gravámenes extras violando leyes nacionales –que tienen supremacía de acuerdo al orden establecido por la Constitución Nacional-, otras sancionan leyes estableciendo fronteras a las compras y contratación de trabajo. Un auténtico cambalache minero, que denota la ausencia de una política y autoridad minera nacional clara. La OFEMI nació y fué bien recibida por la industria para llenar este bache, y sin embargo al poco tiempo quedó herida cuando algunos gobernadores firmaron el Acta Constitutiva y al mismo tiempo al llegar a sus provincias le dieron la espalda. Aún con condiciones internacionales favorables, la minería no puede seguir funcionando de este modo, con esta suerte de emiratos o reinos desperdigados por la geografía del país.
El cierre de los dos grandes proyectos mineros como Potasio Río Colorado y Pascua Lama, fueron la consecuencia lógica y previsible de todo lo narrado. Pero no es lo único: todos los proyectos metalíferos en producción están heridos de muerte y la actividad exploratoria está casi paralizada. Los referentes de cámaras y asociaciones de empresarios, lo vienen señalando en diferentes medios: Jaime Bergé, Presidente de la Cámara Minera de San Juan advirtió que “en el 2014 pueden cerrar todas las minas en Argentina”; su par de la Cámara Minera de Jujuy, Nilo Carrión dijo que “el 2013 ha sido un muy mal año para la minería”; Julio Ríos Gómez, Presidente de GEMERA señaló que “en 2007 había 162 empresas dedicadas a la exploración, mientras que este año no llegan a 25”; Oscar Vera, ex Secretario de Minería de Santa Cruz y actual Presidente de FOMICRUZ, señaló que “las inversiones en exploración disminuyeron considerablemente”; Ricardo Salas, Secretario de Minería de Salta, dijo que “la exploración en Salta este año no llega al 10% de lo perforado en 2012”.
Duras las sentencias anteriores, pero realistas, y no son sólo palabras o cifras, ya que detrás se esconde que el país ha perdido miles de millones de dólares en inversiones y 20.000 puestos de trabajo.  Está claro que ningún país de la Tierra puede darse estos lujos, y por cierto, mucho menos el nuestro. Directamente lo pagan las economías regionales beneficiadas por la inversión minera, las empresas nacionales de servicios que se adecuaron a los requerimientos de una industria que venía en desarrollo, y por cierto lo pagan los trabajadores. Los que no lo pagaron, son los verdaderos responsables.
Entre el 20 y el 28 de noviembre, se sucedieron dos eventos importantes en Buenos Aires, a los que tuve la oportunidad de asistir, y que –vaya coincidencia-, los dos se realizaron en idéntico salón del mismo hotel. Primero fue el Simposio de Petróleo y Gas No Convencional 2013, y luego la Argentina Oro y Plata 2013. En el petrolero observé un sector dinámico, discursivo, planteando y debatiendo los problemas. El segundo, fue un evento intrascendente, insípido, vacío. Reflejaron el contraste que se observa en estos días entre una actividad y la otra.
El Estado Nacional, está interviniendo fuertemente en la actividad petrolera, con todas las provincias alineadas. En positivo, generando acciones y normas que permitan el desarrollo de este sector. Los decretos del Ministerio de Economía incentivando la producción de petróleo incluyendo la libre disponibilidad del crudo, la mejora en el precio a los productores de gas; los acuerdos de YPF primero con Chevron para la explotación de Vaca Muerta y luego con Repsol por el pago de la expropiación de las acciones, constituyen una política de Estado clara y contundente. Y ya se notan los efectos en la provincias petroleras con los incrementos de los parques industriales, la radicación de empresas de servicios, el constante ingreso de equipos de perforación a Neuquén. Todos indicios de una actividad que se prepara para despegar, en contraste con la actividad minera que continúa en un largo sueño, ya convertido en pesadilla.
Quizás ahora se entienda el título de esta nota: la minería necesita un shock como el petrolero. De una vez por todas, la Minería debe ser Política de Estado. Pero ojo, estamos a fin de año y no esperemos un regalito de Navidad o que vengan los Reyes Magos. Es necesario que todos los actores desde la base nos sumemos tras el objetivo. Se precisa de una gran convocatoria, amplia, sin mezquindades ni vedetismos, a todos los sectores involucrados: cámaras, profesionales, autoridades provinciales, asociaciones sindicales etc y partir de un debate sincero. Ya no hay lugar para los comunicados que nadie lee ni para discursos de ocasión vacíos de contenido en eventos y fiestas que sólo generan bostezos. El problema se soluciona abordando las causas, no existe otra forma. Por responsabilidades propias hemos pasado de una minería en desarrollo a una minería parada. Si no entendemos esto y no buscamos las soluciones, existe serio riesgo de pasar a una minería residual.

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