Jueves, 07 de Noviembre de 2013 08:22 Internacionales
La tarea principal que se encomendó a los encargados de la iniciativa es buscar eficiencias y analizar ajustes en el diseño para reducir el capex.
Reducir el monto de la inversión de Pascua-Lama, desde los US$ 8.500 millones que corresponden a la más reciente estimación de costo, es el hito que condicionará la decisión de Barrick para retomar las obras de este proyecto, que a fines de la semana pasada fueron suspendidas temporalmente.
Conocedores de los planes de la minera canadiense dijeron que la tarea principal que tiene el equipo que lidera el vicepresidente ejecutivo de Pascua-Lama, Eduardo Flores, es revisar la ingeniería de este proyecto binacional de oro y cobre con el objeto de introducir eficiencias y analizar ajustes, que permitan bajar el costo de capital del yacimiento, que en un período de 13 años se ha encarecido casi nueve veces, si se compara con los US$ 950 millones que consideraba el diseño original presentado por la firma el año 2000.
“Debemos buscar la forma de optimizar el proyecto en términos de los resultados económicos”, dijo Eduardo Flores el lunes, tras reunirse en La Moneda con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, momento en que aclaró que la paralización de Pascua-Lama respondió a una “decisión principalmente económica”.
Las fuentes explicaron que una vez que sean superados los temas legales y regulatorios que la empresa tiene pendientes en Chile y que las condiciones de precios de los metales mejoren, Barrick no estaría dispuesta a seguir adelante con esta iniciativa si la inversión se mantiene en los niveles actuales.
“En US$ 8.500 millones el proyecto es muy caro y no se justificaría, incluso con una recuperación del precio del oro, por eso tienen que lograr un recorte importante de la inversión antes de pensar en la reapertura”, dijo un conocedor del tema.
Aunque declaró públicamente estar dispuesto a responder consultas, ayer al ser contactado Eduardo Flores no estuvo disponible.
La postura de la canadiense se enmarca en un fenómeno que se está dando hace un tiempo en la industria y responde a la exigencia por parte de los accionistas de estas compañías de una mayor rigurosidad en las inversiones, cambiando así el modelo que se utilizó durante gran parte del superciclo de precios de los metales, cuando el criterio fue priorizar la nueva producción sin importar el costo involucrado.
A nivel local hay varios ejemplos de revisiones. Codelco ha anunciado que evalúa las opciones para reducir el costo de proyectos emblemáticos, como la expansión de Andina (US$ 7.200 millones).
Lo mismo sucede con Lobo Marte (oro) de la canadiense Kinross, que mientras tiene detenida su evaluación ambiental, está sometido a una evaluación para reducir el tamaño de la faena y así bajar la inversión. Especialistas dicen que esa sería la forma más efectiva para bajar el costo.
Despidos en Argentina
Por otra parte, la paralización temporal de Pascua-Lama tiene más impacto en el lado argentino del proyecto, donde las obras nunca fueron suspendidas y ahora la decisión de reducir más el ritmo de la construcción implicaría la desvinculación de unos 5.000 trabajadores.
Diario Financiero
Reducir el monto de la inversión de Pascua-Lama, desde los US$ 8.500 millones que corresponden a la más reciente estimación de costo, es el hito que condicionará la decisión de Barrick para retomar las obras de este proyecto, que a fines de la semana pasada fueron suspendidas temporalmente.
Conocedores de los planes de la minera canadiense dijeron que la tarea principal que tiene el equipo que lidera el vicepresidente ejecutivo de Pascua-Lama, Eduardo Flores, es revisar la ingeniería de este proyecto binacional de oro y cobre con el objeto de introducir eficiencias y analizar ajustes, que permitan bajar el costo de capital del yacimiento, que en un período de 13 años se ha encarecido casi nueve veces, si se compara con los US$ 950 millones que consideraba el diseño original presentado por la firma el año 2000.
“Debemos buscar la forma de optimizar el proyecto en términos de los resultados económicos”, dijo Eduardo Flores el lunes, tras reunirse en La Moneda con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, momento en que aclaró que la paralización de Pascua-Lama respondió a una “decisión principalmente económica”.
Las fuentes explicaron que una vez que sean superados los temas legales y regulatorios que la empresa tiene pendientes en Chile y que las condiciones de precios de los metales mejoren, Barrick no estaría dispuesta a seguir adelante con esta iniciativa si la inversión se mantiene en los niveles actuales.
“En US$ 8.500 millones el proyecto es muy caro y no se justificaría, incluso con una recuperación del precio del oro, por eso tienen que lograr un recorte importante de la inversión antes de pensar en la reapertura”, dijo un conocedor del tema.
Aunque declaró públicamente estar dispuesto a responder consultas, ayer al ser contactado Eduardo Flores no estuvo disponible.
La postura de la canadiense se enmarca en un fenómeno que se está dando hace un tiempo en la industria y responde a la exigencia por parte de los accionistas de estas compañías de una mayor rigurosidad en las inversiones, cambiando así el modelo que se utilizó durante gran parte del superciclo de precios de los metales, cuando el criterio fue priorizar la nueva producción sin importar el costo involucrado.
A nivel local hay varios ejemplos de revisiones. Codelco ha anunciado que evalúa las opciones para reducir el costo de proyectos emblemáticos, como la expansión de Andina (US$ 7.200 millones).
Lo mismo sucede con Lobo Marte (oro) de la canadiense Kinross, que mientras tiene detenida su evaluación ambiental, está sometido a una evaluación para reducir el tamaño de la faena y así bajar la inversión. Especialistas dicen que esa sería la forma más efectiva para bajar el costo.
Despidos en Argentina
Por otra parte, la paralización temporal de Pascua-Lama tiene más impacto en el lado argentino del proyecto, donde las obras nunca fueron suspendidas y ahora la decisión de reducir más el ritmo de la construcción implicaría la desvinculación de unos 5.000 trabajadores.
Diario Financiero
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