Viernes, 18 de Octubre de 2013 08:54 San Juan
Conocé el sacrificio de entrenar a más de 4.100 metros de altura.
Es minero y cada 14 días le toca emprender viaje hacia Lama, en donde trabaja para ATA (Alta Tecnología Alimentaría) y se encarga de la limpieza. Pero también es futbolista, jugador del Sportivo Picón y pieza fundamental en el histórico ascenso a la Primera A local conseguido el sábado pasado. Su nombre es Fabricio “Chino” Paoloni, minero de 26 años que no abandona la redonda y su pasión es tan grande que entrena a más de 4.100 metros de altura.
Oriundo de Villa Filomena, es uno de los futbolistas que la rema desde abajo y uno de los tantos de la B Local que juega sólo por amor a la camiseta. Este año le tocó vivir una situación particular: jugar sólo la mitad de los partidos del último campeonato con Sportivo Picón por tener que viajar cada 14 días al proyecto minero Pascua-Lama. “Antes de la pretemporada los dirigentes me llaman y me preguntan qué tenía pensado hacer. Les explico mi situación con respecto a los días y les pido que al menos me dejaran entrenar. Ellos me dicen que no había problema y que quieren que participe en el proyecto 2013, el del ascenso”, comenta.
Pese a su sacrificado trabajo, no cuelga los botines y se las rebusca para no perder ritmo y poder estar a la altura de sus compañeros. De hecho, cuenta que cuando termina la jornada laboral, tipo 19hs, se empilcha con la indumentaria del club pocitano y entrena en la sala de recreación del hotel, a grandes alturas, algo que nunca lo complica físicamente, al contrario, según señala lo beneficia. “La altura no me perjudica al jugar al fútbol. Arriba me siento muy bien, nunca tuve problemas. Yo siempre me traigo el pantalón y la remera del club y entreno acá. Por suerte tenemos gimnasio y una cancha de fútbol cinco, en donde hacemos picadito y puedo hacer actividad física”, destaca.
Fabricio siempre vistió la casaca de Del Bono y jugó desde el Torneo Local hasta el Argentino B, siempre en su posición de mediocampista. El año pasado llegó a Pocito con el objetivo de aportar su granito de arena para el tan deseado ascenso. Nunca pensó que a los pocos meses su vida iba a tomar un rumbo desconocido, el de tener que emigrar por dos semanas a la mina. “Es difícil para un jugador que quiere ser profesional trabajar y jugar al fútbol al mismo tiempo. Pero yo bajo el lunes y al martes ya estoy entrenando con los chicos. A mi me resulta muy cómodo porque el club me apoya. No creo que en cualquier club te dejen faltar”, dice.
En la última y exitosa campaña no sólo tiene el respaldo de la dirigencia, sino también del técnico Ángel Márquez, quien cada vez que Paoloni baja de Lama lo manda de titular. Dos de esos encuentros fueron los dos últimos, con Juventud Zondina y Árbol Verde. Paoloni tuvo la suerte de estar en San Juan para el cierre de la B Local y festejar el ascenso a Primera en la cancha del Barrio Cabot: “Tuvimos claro el objetivo y sentimos que tenemos que ser campeones. Fue algo muy importante el ascenso y es fruto de todo el sacrificio que hicimos”.
En Lama todos saben de su historia. De hecho, el lunes pasado, cuando le tocó subir, tuvo un gran recibimiento por sus compañeros que lo felicitaron por el ascenso con los Canarios. También son quienes lo apoyan en los días que desde la montaña le toca vivir los partidos de Picón. “Ha sido difícil estar arriba y que el equipo esté jugando. Yo le mandaba mensajes a los jugadores y les preguntaba por el resultado. El partido que más sufrí por estar ausente fue contra Árbol Verde en la primera ronda”, explica.
Tiempo de San Juan
Es minero y cada 14 días le toca emprender viaje hacia Lama, en donde trabaja para ATA (Alta Tecnología Alimentaría) y se encarga de la limpieza. Pero también es futbolista, jugador del Sportivo Picón y pieza fundamental en el histórico ascenso a la Primera A local conseguido el sábado pasado. Su nombre es Fabricio “Chino” Paoloni, minero de 26 años que no abandona la redonda y su pasión es tan grande que entrena a más de 4.100 metros de altura.
Oriundo de Villa Filomena, es uno de los futbolistas que la rema desde abajo y uno de los tantos de la B Local que juega sólo por amor a la camiseta. Este año le tocó vivir una situación particular: jugar sólo la mitad de los partidos del último campeonato con Sportivo Picón por tener que viajar cada 14 días al proyecto minero Pascua-Lama. “Antes de la pretemporada los dirigentes me llaman y me preguntan qué tenía pensado hacer. Les explico mi situación con respecto a los días y les pido que al menos me dejaran entrenar. Ellos me dicen que no había problema y que quieren que participe en el proyecto 2013, el del ascenso”, comenta.
Pese a su sacrificado trabajo, no cuelga los botines y se las rebusca para no perder ritmo y poder estar a la altura de sus compañeros. De hecho, cuenta que cuando termina la jornada laboral, tipo 19hs, se empilcha con la indumentaria del club pocitano y entrena en la sala de recreación del hotel, a grandes alturas, algo que nunca lo complica físicamente, al contrario, según señala lo beneficia. “La altura no me perjudica al jugar al fútbol. Arriba me siento muy bien, nunca tuve problemas. Yo siempre me traigo el pantalón y la remera del club y entreno acá. Por suerte tenemos gimnasio y una cancha de fútbol cinco, en donde hacemos picadito y puedo hacer actividad física”, destaca.
Fabricio siempre vistió la casaca de Del Bono y jugó desde el Torneo Local hasta el Argentino B, siempre en su posición de mediocampista. El año pasado llegó a Pocito con el objetivo de aportar su granito de arena para el tan deseado ascenso. Nunca pensó que a los pocos meses su vida iba a tomar un rumbo desconocido, el de tener que emigrar por dos semanas a la mina. “Es difícil para un jugador que quiere ser profesional trabajar y jugar al fútbol al mismo tiempo. Pero yo bajo el lunes y al martes ya estoy entrenando con los chicos. A mi me resulta muy cómodo porque el club me apoya. No creo que en cualquier club te dejen faltar”, dice.
En la última y exitosa campaña no sólo tiene el respaldo de la dirigencia, sino también del técnico Ángel Márquez, quien cada vez que Paoloni baja de Lama lo manda de titular. Dos de esos encuentros fueron los dos últimos, con Juventud Zondina y Árbol Verde. Paoloni tuvo la suerte de estar en San Juan para el cierre de la B Local y festejar el ascenso a Primera en la cancha del Barrio Cabot: “Tuvimos claro el objetivo y sentimos que tenemos que ser campeones. Fue algo muy importante el ascenso y es fruto de todo el sacrificio que hicimos”.
En Lama todos saben de su historia. De hecho, el lunes pasado, cuando le tocó subir, tuvo un gran recibimiento por sus compañeros que lo felicitaron por el ascenso con los Canarios. También son quienes lo apoyan en los días que desde la montaña le toca vivir los partidos de Picón. “Ha sido difícil estar arriba y que el equipo esté jugando. Yo le mandaba mensajes a los jugadores y les preguntaba por el resultado. El partido que más sufrí por estar ausente fue contra Árbol Verde en la primera ronda”, explica.
Tiempo de San Juan
No hay comentarios.:
Publicar un comentario