Dentro de los debates que tendrán lugar en la reunión anual de la OIT, por primera vez tratará la cuestión de la sostenibilidad y los empleos verdes como tema central de debate por parte de los mandantes de la OIT: trabajadores, empleadores y gobiernos. Según el sitio de la CSI, la problemática implica afrontar las preguntas sobre: el empleo y el medio ambiente, los trabajadores y el modelo económico más sostenible, la protección de la naturaleza y la prosperidad de las personas.Los sindicatos pretenden demostrar que el mundo del trabajo está a la vanguardia a la hora de responder a los desafíos provenientes de la degradación medioambiental y, por lo tanto, deberá desarrollarse una estrategia para pasar de este modelo insostenible a otro que sea sostenible.
EL
DESARROLLO SOSTENIBLE, EL TRABAJO DECENTE Y LOS EMPLEOS VERDES
Discusión
general
Punto V
en el Orden del Día
Nota
informativa para los Delegados de los Trabajadores
Antecedentes
En
su 312ª reunión (noviembre de 2011), el Consejo de Administración de la OIT
inscribió en el orden del día de la
Conferencia
Internacional del Trabajo en 2013 una discusión general sobre desarrollo
sostenible, trabajo decente y
empleos
verdes. Como documento de fondo para la discusión, la Oficina preparó el
Informe V, que aborda dos cuestiones
interrelacionadas:
lograr la sostenibilidad ambiental y hacer realidad la visión del trabajo
decente para todos. El informe se
centra
en los vínculos existentes entre las dimensiones medioambiental, económica y
social del desarrollo sostenible, al
tiempo
que reconoce que el objetivo de lograr unas economías sostenibles
medioambientalmente no podrá alcanzarse sin
la
activa contribución del mundo del trabajo. La discusión ofrece por tanto una
oportunidad para vincular la promoción de
la
sostenibilidad del medio ambiente a la promoción del desarrollo económico y
social, la inclusión social y la reducción de
la
pobreza. Permite además afianzar la promoción del trabajo decente y un enfoque
basado en los derechos como
elementos
esenciales de una transición justa hacia un mundo del trabajo
medioambientalmente sostenible.
El
capítulo 1 del informe analiza, en el contexto de la actual crisis económica,
los desafíos medioambientales y sociales
que
afronta el mundo, así como su repercusión social y en los mercados de trabajo.
En el capítulo 2 se identifican tres
grandes
oportunidades para promover el trabajo decente en una economía verde: más
empleos, mejores empleos e
inclusión
social. El capítulo 3 aborda tres desafíos relativos a la transición a una
economía más ecológica: la
reestructuración,
las pérdidas de empleo y el traslado de trabajadores; la necesidad apremiante
de adaptación al cambio;
y
las repercusiones negativas en la distribución de los ingresos que han pasado
desapercibidas. El capítulo 4 describe
brevemente
las principales iniciativas de política a escala nacional e internacional, el
trabajo de la OIT en este ámbito y
las
repercusiones para los mandantes de la OIT y para la Oficina. El capítulos 5
incluye 6 puntos de discusión que
orientarán
el debate durante la Conferencia.
Tras
completarse la discusión sobre los puntos propuestos, se convocará un reducido
comité tripartito de redacción al
inicio
de la segunda semana, encargado de preparar los proyectos de conclusiones. La
Comisión en pleno tendrá a
continuación
ocasión de modificar los proyectos de conclusiones mediante un procedimiento de
enmiendas.
A
continuación se ofrece una orientación preliminar respecto a cada una de las
cuestiones tratadas, junto con una
reflexión
inicial en cuanto a los elementos que el Grupo de los Trabajadores podría
querer ver reflejados en las
conclusiones.
La lista no pretende ser exhaustiva y podría enriquecerse más adelante.
Puntos de discusión
1. ¿De qué manera los
principales problemas medioambientales con que se tropieza en la actualidad
(como el
cambio climático, la
escasez de recursos hídricos, la pérdida de biodiversidad y la deforestación)
afectan al mundo
el trabajo?
El
vínculo entre la actividad humana y la degradación del medio ambiente viene
siendo estudiado desde hace décadas,
aunque
el impacto de este último sobre las actividades humanas únicamente se han
convertido en el foco de estudios
recientemente.
Durante demasiado tiempo, ocuparse de cuestiones medioambientales se había
considerado un privilegio
reservado
a aquellas sociedades que hubieran alcanzado cierto grado de riqueza y
prosperidad. No obstante, hay pruebas
fehacientes
que demuestran el impacto cada vez más perjudicial que tienen los problemas
medioambientales sobre las
personas,
comunidades y su sustento, así como sobre el entramado económico que les aporta
sus medios de subsistencia.
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 2/9
El
cambio climático, la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad, la
deforestación, la desertificación, la contaminación del
aire
y el suelo, la contaminación química, por mencionar apenas algunos de los
fenómenos peligrosamente en aumento hoy
en
día, tienen diversas repercusiones sobre el mundo del trabajo, y requieren una
acción inmediata por parte de los
mandantes
de la OIT. Daremos algunos ejemplos para ilustrar los desafíos y revelar
ciertos aspectos aún poco
desarrollados.
Repercusiones sobre el
empleo
La
amplia variedad de retos medioambientales hace que resulte difícil formular una
evaluación global, pero existen riesgos
evidentes
para el empleo en varios sectores.
En
lo que respecta al cambio climático, por ejemplo, el Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático (IPCC) ha
identificado
los grupos económicos más vulnerables, que afrontan ya desafíos debido a las
actuales concentraciones de
gases
de efecto invernadero. Incluyen todas las industrias y los asentamientos en las
zonas costeras y las cuencas fluviales,
donde
hay motivos de preocupación respecto a la capacidad de los lugares de trabajo
para recuperarse de fenómenos
meteorológicos
extremos, puesto que generalmente no disponen siquiera de un seguro básico que
les permita costear el
equipamiento
perdido o reparar infraestructura dañada. El ejemplo de las graves inundaciones
en las afueras de Bangkok,
Tailandia,
en 2011 demuestra que existe un alto riesgo de que la actividad económica y los
puestos de trabajo no vuelvan a
niveles
normales, incluso dos años después de la catástrofe. También cabe esperar
cierto impacto sobre sectores sensibles
al
clima, como la agricultura, la pesca y el turismo. La agricultura, por ejemplo,
sufriría de las alteraciones en la disponibilidad
de
recursos de agua dulce, que afectaría la productividad de los cultivos y, en
última instancia, la actividad económica en
áreas
rurales.
Sin
embargo, el cambio climático no es el único reto que ha de afrontar actualmente
el empleo. Las repercusiones de la
explotación
forestal insostenible sobre el empleo está bien documentado, con casos de
compañías madereras que
abandonan
las zonas explotadas después de haber agotado por completo los recursos
naturales disponibles, dejando a
comunidades
enteras que dependían de la explotación maderera sin otra opción de empleo. Lo
mismo ocurre con
poblaciones
pesqueras y la cadena económica establecida alrededor de la pesca, que se
enfrentan a las consecuencias de
la
rápida degradación del sector pesquero, donde los puestos de trabajo y medios
de subsistencia se ven amenazados por el
recurso
extensivo a fábricas pesqueras en alta mar.
Repercusiones sobre la
salud y la productividad
La
degradación del medio ambiente afecta también al mundo del trabajo dañando la
salud de los trabajadores y trabajadoras
y
su derecho a realizar sus labores en un entorno limpio y saludable. Recientes
estudios prevén, por ejemplo, que la
productividad
de los trabajadores podría disminuir en un 65% como consecuencia de la
elevación de las temperaturas y los
golpes
de calor relacionados con los crecientes niveles de concentración de gases de
efecto invernadero. Por otro lado, ha
quedado
demostrado que la contaminación del aire (tanto interior como exterior) afecta
negativamente la salud de los
trabajadores,
así como la calidad de su trabajo. El impacto adverso sobre la salud a que se
enfrenta la sociedad a causa de
la
degradación del medio ambiente podría considerarse también un obstáculo
importante para el desarrollo y prosperidad de
los
trabajadores y trabajadoras.
Otras repercusiones sobre
el desarrollo, incluyendo la migración y el género
Estos
retos medioambientales afectan también al mundo del trabajo ejerciendo una
carga adicional a la economía de
cualquier
país, que se ve obligado a hacer frente a las consecuencias de la inacción.
Diversos estudios sobre el impacto de
los
retos medioambientales sobre el desarrollo, la igualdad de género y los
derechos humanos, entre otros, muestran que
hay
razones sólidas para pensar que a menos que se tomen medidas para afrontar
estos retos de manera ambiciosa y
exhaustiva,
nuestras sociedades no podrán alcanzar los objetivos comunes de justicia social
y prosperidad económica.
Posibles elementos para las conclusiones
Es importante transmitir
el mensaje de que se comprenden los retos que plantea la degradación del medio
ambiente sobre el mundo
del trabajo. Hasta ahora, los actores del mundo del trabajo no han sido sino
víctimas
pasivas de la degradación
y los desastres medioambientales. La Conferencia debe demostrar que no es ése
el
papel que queremos
desempeñar y que los mandantes de la OIT quieren impulsar el cambio hacia el
desarrollo
sostenible.
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 3/9
Para proteger el empleo,
fomentar el desarrollo sostenible y lograr el trabajo decente para todos, la
Conferencia
ha de manifestar
claramente su compromiso a luchar contra los retos medioambientales y
transformar el
mundo del trabajo para que
funcione dentro de los límites naturales de nuestro planeta.
Las políticas nacionales e
internacionales deben dirigirse al establecimiento de regulaciones laborales y
medioambientales capaces
tanto de combatir los retos medioambientales como de crear más y mejores
empleos.
2. ¿Cuáles son las
principales vías posibles para promover el trabajo decente como parte del
cambio radical hacia
la sostenibilidad
medioambiental? ¿De qué manera se pueden hacer realidad las posibilidades de creación
de
empleo y de desarrollo de
empresas sostenibles que ofrece este cambio de paradigma y cómo se puede
garantizar
que los empleos verdes
sean también empleos decentes?
El
trabajo decente para todos no será un objetivo alcanzable a menos que se haga frente
a la degradación del medio
ambiente.
Con todo, hoy en día el desempleo, el subempleo, y el trabajo informal y
precario son la norma más que la
excepción
para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, por lo que urge adoptar
políticas que aborden tanto los
desafíos
“tradicionales” que ha de afrontar el mundo del trabajo como los emergentes,
como sería el medio ambiente.
Un
programa de inversión centrado en el empleo, con un sólido componente
medioambiental, podría marcar una enorme
diferencia
a este respecto.
El
Informe de la Conferencia ofrece un resumen de la información actual en
relación con el potencial para creación de
empleos
verdes derivado de las estrategias de protección del medio ambiente. Estudios
realizados bajo supervisión
sindical
indican igualmente que podrían crearse millones de empleos en sectores como
empresas de servicios públicos
(ej.
electricidad, agua), construcción, agricultura, manufactura o transporte,
siempre que una inversión suficiente se
oriente
hacia opciones sostenibles. Para ser precisos, podrían crearse 48 millones de
puestos de trabajo por año en 12
países
destinando el equivalente al 2% del PIB en inversiones orientadas a opciones
sostenibles. Si tenemos en cuenta la
importancia
de estos sectores para mejorar las normas sociales y de desarrollo, podría
establecerse un círculo eficaz
empleo-desarrollo-medio
ambiente.
No
obstante, el movimiento sindical tiene motivos para pensar que no existe ningún automatismo en relación tanto con la
realización
de estas inversiones, como con la calidad de los nuevos empleos o su
contribución a una transformación
económica
más amplia que aborde la necesidad de reducir el impacto medioambiental de
todos los sectores económicos, y
no
sólo la promoción o la creación de nuevos “nichos”.
En
lo que respecta a la calidad de los empleos, algunos de los denominados ‘empleos
verdes’ pueden parecer positivos
para
el medio ambiente a corto plazo, pero podrían ocasionar daños medioambientales
a largo plazo debido a prácticas
inadecuadas.
Algunos sectores que muchas veces se describen como ‘verdes’, porque pueden
reducir la presión sobre los
recursos
naturales, a menudo promueven métodos de trabajo sucios o peligrosos, y se
apoyan en un empleo precario e
informal
y mal remunerado. No son éstos los empleos verdes a los que aspiramos para
resolver los retos del desempleo, la
pobreza
y la degradación del medio ambiente. Para que los empleos verdes consigan
forjar un futuro sostenible, han de
aportar
trabajo decente. El trabajo decente, tal como lo define la OIT, implica que los
empleos deben proporcionar a hombres
y
mujeres oportunidades de un trabajo productivo en condiciones de libertad,
equidad, seguridad y dignidad humana, donde
los
derechos estén garantizados y con una remuneración adecuada y protección
social. Es necesario acompañar las
políticas
de creación de empleos verdes con una estrategia para asegurarse de que dichos
empleos contribuyan a la
prosperidad
y ofrezcan una mejor calidad de vida a los trabajadores y trabajadoras.
Las
normas fundamentales del trabajo, incluyendo el derecho de sindicalización y
negociación colectiva, resultan esenciales
a
este respecto, si queremos que los empleos contribuyan a la sostenibilidad.
Si
bien algunos de los sectores a los que podrían apuntar las políticas
medioambientales son ya espantosos, incluyendo la
construcción
y la agricultura, donde se registran las tasas más elevadas de muertes y
lesiones laborales; otros sectores que
podrían
crecer en caso de que se apliquen las políticas adecuadas, como serían el
reciclado y la gestión de residuos,
pueden
igualmente plantear diversos riesgos de salud en el trabajo, que convendría
hacer frente.
La
segunda razón por la que el movimiento sindical no puede esperar una solución
automática para el mundo del trabajo,
donde
todos salgan ganando, guarda relación con las actuales tendencias de inversión, que están muy lejos de seguir la
dirección
correcta. Pese a las señales científicas mencionadas anteriormente, y unas
cifras de empleo provenientes de
sectores
respetuosos del medio ambiente que son mejores de lo esperado en tiempos de
crisis, seguimos hablando de
apenas
una parte marginal de la economía. Si tuviesen que transformarse todos los
sectores productivos –lo que resultaría
esencial
para abordar de manera sostenible los retos medioambientales a los que nos
enfrentamos– las inversiones
deberían
reorientarse de forma masiva. En lo que respecta a los países en desarrollo
deberá hacerse hincapié en la creación
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 4/9
de
una producción con mayor valor añadido. Esto requiere una intervención estatal
seria, incluyendo la adopción de políticas
industriales.
La
intervención estatal deberá encauzar el comportamiento del sector privado en la
buena dirección. Regulaciones –con
capacidad
para impulsar la innovación–, políticas de contratación pública –que generen
una mayor demanda de bienes y
servicios
sostenibles contribuyendo así a su rápido desarrollo–, diálogo con los
interlocutores sociales –que pueden ayudar a
organizar
los sectores económicos de manera diferente–, constituyen distintos medios para
propulsar una agenda de
transformación
que requiere contar con el apoyo público para conseguir realmente sus
objetivos.
Por
último, para que las políticas medioambientales contribuyan a impulsar el
trabajo decente, es necesario contar con
estrategias
coherentes para transformar todos los sectores económicos para que sean social y medioambientalmente
adecuados,
de manera que protejan la base de empleo establecida con los años. Las
intervenciones públicas antes
mencionadas
también serían pertinentes en este contexto. Regulaciones como los códigos de
construcción no sólo
contribuyen
al crecimiento de un “nicho de mercado” sino a la transformación de la “corriente
principal” del sector de la
construcción.
De manera similar, unas normas de eficiencia energética como las diseñadas por
los fabricantes, han
contribuido
a reducir la huella medioambiental del sector, apoyando así a aquellas empresas
dispuestas a liderar a través de
la
innovación, manteniendo así crucialmente el empleo en momentos críticos.
Posibles elementos para las conclusiones
La CIT debe reconocer la
necesidad de vincular urgentemente las políticas sociales y de empleo con una
estrategia de protección
del medio ambiente, que puede aportar nuevas oportunidades para la creación de
empleo y la transformación
de sectores críticos para la economía.
Ha de indicar además que
la intervención estatal en múltiples formas es crucial para pasar de las
actuales
tendencias insostenibles
de inversión a opciones sostenibles.
Hace falta destacar las
oportunidades para la creación de empleo provenientes de estas inversiones, así
como
la necesidad de
acompañarlas con políticas de trabajo decente, incluyendo el respeto de las
normas
fundamentales del trabajo
y otras normas relevantes, para asegurarse de que la calidad de esos nuevos
empleos abra una vía clara
para que los trabajadores y trabajadoras consigan salir de la pobreza.
La Conferencia ha de
subrayar que además de la promoción de nuevos empleos, el reto del trabajo
decente en
este contexto estriba
además en la transformación de todos los sectores económicos en sectores
respetuosos
con el medio ambiente.
La implicación de los
sindicatos en este esfuerzo es crucial para poder alcanzar unos resultados
social y
medioambientalmente
positivos.
3. No sólo las
repercusiones de los problemas medioambientales sino también las medidas de
protección del medio
ambiente presentarán
diversos retos para el empleo, las condiciones de trabajo, la equidad social y
los derechos
laborales. Entres ellos,
cabe citar la incidencia de las nuevas reglamentaciones en sectores intensivos
en recursos
y contaminantes, las
repercusiones de un aumento de los costos de la energía y de los recursos
naturales en las
cadenas de suministro, o
los efectos distributivos de las políticas de fijación de los precios del
carbono o de otras
medidas medioambientales.
¿Qué desafíos podría tener que afrontar el mundo del trabajo a raíz de la
aplicación de
políticas de protección
del medio ambiente?
Para
entender mejor las repercusiones de las políticas medioambientales, es
fundamental también comprender las causas
profundas
que ocasionan la degradación del medio ambiente. Al igual que con otros bienes
comunes, no se tienen en cuenta
los
costos sociales de los retos medioambientales cuando los particulares, las
empresas o los gobiernos toman decisiones
respecto
a la explotación de recursos naturales. En otras palabras, los retos provienen
de la brecha que se abre entre
aquellos
que obtienen los beneficios inmediatos de la explotación de los recursos y
aquellos que –a medio y largo plazo–
sufrirán
las consecuencias de la degradación de dicho recurso (contaminación del suelo,
del agua) y/o su desaparición
(biodiversidad)
o incluso los efectos retroactivos de su transformación sobre otros aspectos de
su vida (cambio climático).
Multitud
de pruebas científicas demuestran que los actuales modos de producción y
consumo, en caso de permanecer
inalterados,
conducirán a un agotamiento irreversible de los recursos naturales, que tendría
a medio y largo plazo
repercusiones
catastróficas sobre el progreso social, incluyendo entre otras la agravación de
la pobreza, un aumento del
hambre,
consecuencias negativas sobre la salud, y daños en la infraestructura.
El
actual modelo de producción y consumo constituye la raíz de la degradación
medioambiental y únicamente su profunda
transformación
puede desembocar en unos resultados diferentes. Los responsables de elaborar
las políticas deberán por
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 5/9
tanto
salvar la brecha entre los beneficiarios y las víctimas de la degradación del
medio ambiente, asegurándose de que los
costos
sociales presentes y futuros de la explotación de los recursos repercutan en
las opciones escogidas por los
productores
y consumidores. Esto puede lograrse adoptando diversas medidas: prohibición de
ciertas substancias o
métodos
de producción, desarrollo de sistemas impositivos para que contaminar resulte
más caro, y apoyar la innovación en
alternativas,
por citar algunas. Todas estas medidas pueden afectar el status quo en los sectores económicos a las que se
destinen,
lo que resultaría positivo. No obstante, también hay una serie de consecuencias
sociales que deben tratarse
conjuntamente
con el desarrollo de un marco de protección del medio ambiente más firme, a fin
de que dicha protección no
agrave
las desigualdades o la pobreza, sino que contribuya a una sociedad más justa y
más próspera.
En primer lugar, están las
repercusiones en el empleo relativas a regulaciones en los sectores más
intensivos en
recursos y/o
contaminantes.
Es importante considerarlas en
tanto que “la otra cara de la moneda” de las acciones
positivas
emprendidas para crear empleo y mejorar su calidad. Tal como indica el informe
de la OIT, las políticas
medioambientales
pueden afectar el empleo al menos de cuatro maneras:
Creación de puestos de trabajo
adicionales
Ej.:
fabricación de dispositivos de control de la contaminación que se incorporan a
equipos de producción existentes
Sustitución de empleos
Ej.:
en el paso de combustibles fósiles a renovables
Eliminación de puestos de
trabajo sin reemplazarlos directamente
Ej.:
cuando se prohíben o reducen los materiales de empaquetado y se dejan de
fabricar
Transformación de puestos de
trabajo
Ej.:
fontaneros, electricistas, metalúrgicos cuyas tareas han sido redefinidas con
la ‘ecologización’ de tareas
cotidianas,
métodos de trabajo y perfiles.
Cada
una de estas tendencias varía en intensidad en función de la huella económica
de los sectores seleccionados en sus
respectivos
países. En el contexto del cambio climático, por ejemplo, los sectores
vinculados a la producción energética
mediante
combustibles fósiles y otros sectores con uso intensivo de energía se verán
profundamente modificados por las
políticas
de reducción de emisiones. Entre éstos podemos citar las industrias del hierro,
el acero, el aluminio y el carbón,
aunque
también algunos servicios intensivos en energía, como el transporte por
carretera. Las políticas de protección de la
biodiversidad
repercutirán en otros sectores dependientes de recursos, como la silvicultura,
el turismo o la pesca.
Es
importante entender que una política responsable medioambientalmente no implica
necesariamente la eliminación de un
sector
sino más bien el desarrollo de alternativas, a menudo dentro del mismo sector,
que puedan ofrecer resultados similares
sin
el impacto negativo sobre el medio ambiente. Esto puede lograrse recurriendo a
métodos que incrementan la intensidad de
mano
de obra en la producción. No obstante, estas alternativas no se desarrollarán
automáticamente a menos que se tenga
en
cuenta la dimensión del empleo desde el principio del proceso de toma de
decisiones políticas. Los responsables de toma
de
decisiones deben asegurarse de que los trabajadores/as puedan conservar su
sustento y vean un futuro para sus
comunidades,
con prácticas productivas que guarden relación con la necesidad de hacer frente
a retos medioambientales.
Una segunda repercusión en la producción de bienes y servicios como consecuencia de la
regulación medioambiental es
la
derivada de los diferentes calendarios adoptados para la aplicación de dichas
regulaciones en distintos países y regiones.
En
un sistema donde los productores muchas veces buscan los costos de producción
más baratos, esto desemboca en un
riesgo
mayor de desplazamiento
de industrias ahí donde las restricciones
medioambientales sean menos estrictas.
El
movimiento sindical aborda esta situación con un enfoque coherente. De la misma
manera que existe un fundamento
claro
para mejorar las condiciones de trabajo y los derechos en todo el mundo, no hay
razón para considerar que el medio
ambiente
sea una dimensión que pueda ser negociada y debilitada para proteger la
competitividad, particularmente cuando
las
repercusiones de su degradación sobre el desarrollo y el bienestar de los
ciudadanos, tanto en el mundo desarrollado
como
en desarrollo, son evidentes.
Además,
es importante subrayar que las actuales tendencias que conducen a la
relocalización de la producción se han visto
afectadas
apenas de manera marginal por las regulaciones medioambientales. Esto implica
que todavía tenemos una
oportunidad
de presionar para que se tomen decisiones a nivel global con vistas a regular
unos métodos de producción
coherentes.
Conviene
también tener en cuenta que los sectores intensivos en recursos y/o
contaminantes suelen hacer pagar a los
trabajadores/as
por los costos de su falta de inversión en investigación y desarrollo. En su
carrera para reducir los costos de
producción,
las industrias han cerrado fábricas y buscan una mano de obra más barata en
otro lugar, sin necesariamente
invertir
en una política sostenible capaz de modificar los patrones de consumo de
recursos en su sector de actividad.
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 6/9
La tercera dimensión
importante que puede tener un efecto
negativo en el mundo del trabajo, en este caso sobre los
trabajadores
y trabajadoras, es el impacto de las políticas ambientales, y por tanto del
incremento de precios para los recursos
naturales
y los productos y servicios de los que dependen, sobre sus ingresos y la distribución
general de la riqueza.
Muchas
veces, los hogares pobres disponen de opciones limitadas en lo que respecta a
su vivienda, transporte, alimentación
y
posibilidades de entretenimiento, que suelen ser las únicas disponibles o las
más “baratas” a corto plazo. Estas opciones
generalmente
resultan menos eficientes a nivel de recursos, además de ser las más caras para
sus presupuestos a largo
plazo.
En el caso del aislamiento de la vivienda por ejemplo, queda bien claro: los
hogares pobres destinan una parte
importante
de su presupuesto a calentar o refrescar sus hogares, que suelen estar mal
aislados. La instalación de doble o
triple
acristalado, unos muros más gruesos y un techo mejor aislado, además de
electrodomésticos más eficientes, podrían
contribuir
a reducir dos o tres veces el gasto energético de los hogares. Sin embargo, el
costo inicial relativamente elevado
de
estas inversiones los sitúa entre los primeros afectados por un incremento en
los precios de la energía, resultante de las
regulaciones
medioambientales. Una situación similar se produce en cuanto a sus necesidades
de transporte. La falta de
transportes
públicos eficientes y abordables obliga a muchos trabajadores/as a utilizar su
automóvil o servicios de transporte
semi-privado
para sus desplazamientos habituales, lo que tiene un impacto directo en los
niveles locales de contaminación,
así
como en el presupuesto familiar. La disminución de los subsidios energéticos,
que ocasionaría un incremento en los
costes
del transporte, tendrá un impacto directo sobre el presupuesto de los más
pobres.
Incorporar
estas dimensiones en el debate político resulta clave para desarrollar los
mecanismos de apoyo necesarios para
que
los pobres sean los beneficiarios y no las víctimas de las políticas
medioambientales.
Posibles elementos para las conclusiones
La CIT debe mostrar que es
consciente de las diversas repercusiones que tienen las políticas de protección
medioambiental sobre el
mundo del trabajo, indicando la necesidad de adoptar enfoques globales en la
medida
de lo posible, y promover
simultáneamente con su concepción, un estudio en profundidad de los aspectos
sociales y de empleo.
Existen efectos
potencialmente negativos sobre el empleo, la actividad económica y los hogares,
pero no son
automáticos. Dependen ante
todo del diseño de cada política.
El problema puede
achacarse muchas veces a la falta de innovación y la carrera hacia el mínimo
común
denominador en lo
referente a los costos laborales y medioambientales. Un marco ambicioso de
transición,
como el que tenemos que
discutir en la OIT, constituye sin lugar a dudas una herramienta de gran
utilidad para
los trabajadores/as, sus
familias y sus empleadores en esta transformación.
4. ¿Qué enseñanzas podemos
extraer de transiciones anteriores (como las relacionadas con la introducción
de
tecnología que permite un
ahorro de mano de obra y la mecanización, la tecnología de la información y la
comunicación o los ajustes
comerciales) y de su incidencia en el mundo del trabajo y qué aspectos nuevos
presenta la transición
hacia un desarrollo sostenible?
Desde
que el ser humano empezó a especializarse en sus tareas cotidianas, la
humanidad ha sido testigo del surgimiento y
la
transformación de empleos, en los que influyen en gran medida la innovación y
el desarrollo tecnológico así como nuevos
patrones
de organización social. Estas transformaciones (como la mecanización en la
agricultura, la producción industrial en
cadena,
y las telecomunicaciones) han tenido –y siguen teniendo– repercusiones
considerables sobre la productividad y la
creación
de riqueza, así como en los patrones laborales y de empleo. Algunas de estas
transformaciones han tardado siglos
en
concretizarse, mientras que otras han supuesto un cambio rápido y a menudo
inesperado (por ej. la liberalización del
comercio,
el proceso de cierres de las minas de carbón en países desarrollados, etc.)
En
particular, cuando consideramos las transformaciones en los últimos treinta
años, se tiene un cierto sentimiento de
injusticia
al juzgar la manera en que han tenido lugar los procesos de transformación,
donde las “víctimas” de dichos
procesos
se concentran en determinadas comunidades, sectores o empleos, y los “beneficiarios”
pueden encontrarse entre
las
élites de algunos países o el capital internacional, y lo que es aún más
significativo, al ser testigos de las consecuencias
de
la actividad económica en algunas regiones que quedan condenadas a no poder
ofrecer viene o servicios que resulten de
utilidad.
El aumento del desempleo y la pobreza en algunas regiones agrícolas tras la
liberalización del comercio o en las
regiones
mineras tras los cierres de las minas demuestran que una transición mal
gestionada puede tener resultados
injustos
y tender a una pobreza concentrada y duradera en ciertas regiones concretas.
Una Transición Justa debe funcionar
como
un escudo contra la destrucción de comunidades y medios de subsistencia.
Hemos
visto además que, para prevenir estas perturbaciones sociales, algunos países
han desarrollado políticas de
diversificación
destinadas a encontrar fuentes alternativas de ingresos para las comunidades.
El informe de la Conferencia
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 7/9
menciona
el caso de Noruega y la industria pesquera. El número de ejemplos exitosos es
desgraciadamente limitado, pero
todos
ellos vienen a demostrar que una transformación socialmente justa requiere un
nivel importante de planificación,
recursos
y voluntad política.
¿Será
la transformación hacia un mundo del trabajo respetuoso del medio ambiente
fuente de perturbación y transición? La
respuesta
del movimiento sindical es clara: vemos difícil que la transformación pueda
tener lugar sin dejar partes enteras de
nuestros
sistemas productivos intactas. Además, tenemos motivos para pensar que a menos
que gestionemos el diseño de
la
transición colectivamente, los resultados del proceso no conducirán a un mejor
nivel de vida para los trabajadores/as. Muy
al
contrario, la inercia y la falta de regulación condenarían a los
trabajadores/as y las comunidades al desempleo y la
pobreza,
como consecuencia de la protección medioambiental.
Posibles elementos para las conclusiones
La CIT debe enviar un
claro mensaje de compromiso de que los actores del mundo del trabajo intentarán
hacer
todo lo que esté en su
mano para analizar las repercusiones sobre el empleo y la prosperidad económica
resultantes de la
necesaria transición hacia la sostenibilidad. Debe además anticipar la
necesidad de
reemplazar sectores en
declive con innovación, inversión y políticas de “transición justa” (que se
describirán
más adelante) de manera
que las comunidades no tengan que hacer frente solas a los riesgos de la
transformación.
Replicar las políticas de “laissez-faire”
como las que acompañaron la liberalización del comercio tendría
consecuencias similares
para los trabajadores/as: desempleo y pérdida de prosperidad económica en las
comunidades dependientes
de un sector insostenible. Una política pro-activa no sólo prevendría unas
repercusiones negativas
sino que además crearía el espacio para construir una sociedad más justa a
partir de
la transición. Esto
requiere planificación, la asignación de recursos suficientes y voluntad
política.
5. ¿Qué políticas e
instituciones son necesarias para gestionar los retos que han de afrontar las
empresas y los
trabajadores en la transición
hacia una economía ambientalmente sostenible y reducir al mínimo los efectos
negativos y al mismo
tiempo promover empleos verdes y decentes y la ecologización de las
empresas?¿Qué
políticas e instrumentos
se pueden aplicar para facilitar una transición justa al mundo del trabajo?
Las
transformaciones en el mundo del trabajo derivadas de la transición hacia un
sistema económico respetuoso con el
medio
ambiente serán diversas y profundas, y podrían repercutir negativamente en el
progreso social, a menos que se
desarrolle
un paquete exhaustivo de políticas e instituciones para abordarlas.
La
transición no va a ser uniforme entre países o sectores. Aunque todas las
sociedades compartan el objetivo de lograr el
desarrollo
sostenible, satisfaciendo plenamente sus tres dimensiones, no todos los países
empezarán el proceso de
transición
desde el mismo punto. El mundo desarrollado ha alcanzado un nivel de vida
razonable, pero el desempleo sigue
siendo
un problema importante, así como las crecientes desigualdades y los ataques
contra el estado de bienestar. En lo
que
concierne a los retos medioambientales, se enfrentan a la necesidad de
transformar la capacidad existente en
capacidad
sostenible, además de lograr que los patrones de consumo de su población sean más
sostenibles. Los países
emergentes
atraen grandes flujos de inversión, pero se enfrentan al problema del trabajo
informal y precario. Las
desigualdades
se suman a una malísima gestión de los recursos medioambientales, lo que pone
en peligro la prosperidad y
la
salud de los ciudadanos, así como sus posibilidades de lograr la
sostenibilidad. En cuanto a los países más pobres, donde
la
pobreza, el desempleo y el trabajo informal están generalmente acompañados por
el agotamiento masivo de los recursos
naturales,
a menudo en beneficio de una minoría local o extranjera, la necesidad de
lanzarse hacia un nuevo modelo de
desarrollo
también resulta relevante.
Aunque
las realidades de estas transformaciones sean diversas globalmente, hay
enfoques que han demostrado ser
aplicables
a distintos contextos y que marcarían la diferencia respecto a la capacidad de
nuestras sociedades para aportar
una
transición justa para todos. Algunos elementos de dichos enfoques incluyen:
Inversión en empleos verdes y decentes, “ecologización” de
empleos, y respeto de las normas internacionales
del trabajo y de los
estándares de salud y seguridad laboral
No
puede haber transición a menos que se produzca un traslado masivo de inversión
hacia estrategias de desarrollo
sostenible
a largo plazo, destinadas a retener y crear empleos decentes y “verdes”/sostenibles,
se “ecologicen” todos
los
lugares de trabajo y se desarrolle y despliegue la tecnología necesaria. Tal
como se indica en la pregunta 2, el
trabajo
decente no es consecuencia automática de estas políticas. Así pues, han de
desplegarse esfuerzos
conjuntamente
con estas políticas, para asegurarse de que todos los empleos creados mediante
el desarrollo de
políticas
respetuosas del medio ambiente sean empleos decentes, que respeten las normas
fundamentales del trabajo
de
la OIT y cumplan con disposiciones estrictas de salud y seguridad laboral.
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota
informativa Grupo de los Trabajadores 8/9
Anticipación – investigación ex ante de las repercusiones sobre el
mercado de trabajo
La
base para la toma de decisiones adecuadas sigue siendo una evaluación objetiva
de las posibles consecuencias de
sus
resultados. Las políticas medioambientales han de examinarse en términos de sus
repercusiones sobre el empleo
y
los ingresos a fin de permitir una anticipación apropiada de las consecuencias
y poder así encauzar el desarrollo de
las
políticas sociales que han de acompañarlas. Los estudios nacionales, regionales
y sectoriales deben ser
específicos
y sistemáticos. El análisis antes de la implementación permite rediseñar y
mejorar las políticas.
Protección social y políticas activas del mercado de trabajo
(incluyendo desarrollo de capacidades y reciclaje
profesional)
Es
necesario proteger la vida económica de regiones y comunidades. Esto requiere
que se garanticen las fuentes de
ingresos
de aquellos que dependen de los sectores amenazados. La degradación del medio
ambiente está afectando
ya
a las comunidades vulnerables. Es necesario aplicar urgentemente una transición
para protegerlos, ayudarlos a
adaptarse
y conseguir que sean resilientes.
Algunos
sectores experimentarán un impacto negativo como consecuencia de la
implementación de medidas de
protección
medioambiental. Cuando no puedan evitarse los riesgos en ciertos sectores,
habrá que tomar medidas para
proteger
a los trabajadores y trabajadoras. Es por ello que una estrategia de “transición
justa” debe incluir también
mecanismos
para ayudar a los trabajadores/as a reintegrarse en el mercado laboral, y
contribuir al establecimiento de
sistemas
de protección social justos.
Unos
planes de protección social, incluyendo políticas activas del mercado de
trabajo son fundamentales para velar por
la
justicia durante la transición. Será necesario promover cierto número de
políticas para evitar o reducir al mínimo la
pérdida
de puestos de trabajo, para aportar apoyo a los ingresos, y mejorar la
empleabilidad de los trabajadores/as
afectados
en sectores sensibles. Las normas de la OIT relativas a la seguridad social
(Convenio núm. 102 y
Recomendación
núm. 202) son importantes al respecto.
Una
transición justa requiere un enfoque flexible y adaptativo. En este contexto
para los trabajadores/as es importante
que
sus derechos en tanto que sindicalistas estén protegidos a lo largo de todo el
período de transición.
Debe
prestarse mayor importancia a la formación profesional y a mejorar la
capacitación de los trabajadores/as en los
sectores
más afectados. Esto resulta esencial para evitar embotellamientos en la
absorción y el desarrollo de nuevas
tecnologías,
así como para aprovechar el potencial de las inversiones verdes.
Diálogo social e implicación de interlocutores sociales y
comunidades en la planificación de la transición
Los
gobiernos deben consultar y fomentar la participación formal e
institucionalizada de los sindicatos, los empleadores
y
las comunidades. La consulta y el respeto de los derechos humanos y laborales
constituyen condiciones
fundamentales
para garantizar una transición eficaz y sin tropiezos hacia una sociedad
sostenible. Estructuras y
procesos
para el diálogo social tienen el potencial de resolver importantes cuestiones
económicas y sociales, fomentar
una
buena gobernanza, y promover la paz y la estabilidad laboral, además de
impulsar el progreso económico.
Diversificación económica a nivel local
Cada
región y comunidad que pudiera resultar afectada positiva o negativamente
necesita un plan de diversificación
económica
para apoyar resultados de trabajo decente. Las comunidades no pueden quedar
abandonadas a su suerte
ni
debe dejarse que el mercado se encargue por sí solo de afrontar el reto, ya que
no conduciría a una distribución
equitativa
de los costos y beneficios.
Tal
como se ha señalado anteriormente, las repercusiones de la degradación
medioambiental sobre el empleo
encubren
disparidades locales. Aunque ninguna región quedará inmune, es poco probable
que el impacto sea uniforme
en
todas las regiones.
Acciones en el lugar de trabajo
Habrá
que tomar también medidas a nivel del lugar de trabajo, puesto que los lugares
de trabajo pueden funcionar
como
espacios de transformación, incitando a la innovación en la sociedad.
Experiencias como los proyectos sobre
“lugares
de trabajo verdes” demuestran que pueden contribuir a facilitar una transición
justa. Nuevos derechos
incluyendo
obtener información sobre el impacto medioambiental de la compañía, recibir
formación sobre el medio
ambiente,
o participar en el desarrollo de estrategias para la sostenibilidad a largo
plazo de una determinada empresa,
forman
parte de una estrategia completa destinada a empoderar a los trabajadores/as
como actores de su futuro.
102ª
reunión de la CIT Desarrollo sostenible, trabajo decente y empleos verdes
Nota informativa
Grupo de los Trabajadores 9/9
6. ¿Cuáles deberían ser
las prioridades de la OIT- recurriendo a todos sus medios de acción-para ayudar
a los
mandantes a aprovechar las
oportunidades y promover una transición justa hacia un mundo del trabajo que respete
la sostenibilidad
ambiental y contribuya a su consecución?¿Cuál debería ser la función de los
Estados y de las
organizaciones de
trabajadores y de empleadores?
Todos
los actores del mundo del trabajo deberán emprender acciones para contribuir a
una transición socialmente justa
hacia
la sostenibilidad medioambiental. La OIT representa el marco ideal para
definir, orientar y guiar a sus mandantes en
esta
tarea. Ello se basa en el estrecho vínculo existente entre el mandato de la OIT
de lograr el trabajo decente para todos y
el
concepto de la transición justa (Ver recuadro 1 más abajo)
Recuadro 1 – Transición
justa y trabajo decente
1.
Crear nuevos empleos verdes y decentes
El
primer objetivo del programa de trabajo decente es la creación de oportunidades
de empleo. El marco de
Transición
Justa pide la creación de empleos verdes y decentes. Para conseguir movilizar a
la sociedad hacia el
cambio,
debe afirmarse claramente el potencial de la transición para la creación de
empleos de calidad.
2.
Garantizar los derechos en el trabajo
El
segundo objetivo del programa de trabajo decente es el respeto de los derechos
de los trabajadores/as. La
transición
justa apunta a lograr un sistema económico basado en los derechos: los derechos
del planeta, los
derechos
humanos y los derechos de los trabajadores/as. No se trata simplemente de crear
empleos verdes sino
además
de mejorar las condiciones de trabajo y el respeto de los derechos al
transformar los sectores económicos.
3.
Extender la protección social
El
tercer objetivo del programa de trabajo decente es extender la protección
social. La protección social es uno de los
elementos
clave de la transición justa. Los actuales desastres económicos y
medioambientales al igual que futuras
crisis
crearán importantes perturbaciones a menos que se establezca un sistema que
reduzca la vulnerabilidad,
garantice
ingresos mínimos, y generalice el acceso a servicios básicos. Desgraciadamente,
el 75% de la población
mundial
tiene un acceso insuficiente o no tiene acceso a la seguridad social.
Para
lograr una economía justa y sostenible debe extenderse la protección social
para cubrir a la mayoría de la
población
que actualmente sufre un déficit en protección social. La protección social
debe además renovarse y
profundizarse
para hacer frente a problemas emergentes, tanto medioambientales como de otra
naturaleza.
4.
Promover el diálogo social
Consulta,
participación y negociación con las organizaciones de trabajadores y de
empleadores resultan clave en el
proceso
de establecer una transición justa. Para adaptar y gestionar los desafíos que
nos esperan y garantizar
justicia
en el proceso de transición, la gobernanza democrática es fundamental.
El
mundo del trabajo se enfrenará a toda una serie de desafíos derivados de las
políticas diseñadas para proteger el medio
ambiente,
incluyendo cambios en el empleo y la distribución de la riqueza. Pese a que la
orientación relevante existe ya en
distintas
normas y declaraciones de política de la OIT, dicha orientación no se ha
articulado de manera consistente a fin de
garantizar
una transición justa hacia la sostenibilidad. Existen ciertas lagunas en las
normas y la OIT es el marco más
adecuado
para subsanarlas.
Un
nuevo instrumento de la OIT aportaría una orientación muy necesaria a los
Estados miembros, organizaciones de
empleadores
y de trabajadores sobre cómo lograr la protección del medio ambiente al tiempo
que se promueve la
sostenibilidad
social y económica, incluso mediante el desarrollo de medidas sociales y
económicas que se requieran para
facilitar
la transición hacia un desarrollo sostenible.
El
instrumento debería identificar las normas internacionales del trabajo que
puedan guiar la acción respecto a acuerdos
sobre
transición justa y elaborar con mayor detalle las políticas en aquellas áreas
en que no se hayan establecido aún
normas
internacionales del trabajo.
La
OIT debería además aumentar su capacidad de investigación en esta área e
identificar tendencias en los vínculos entre el
medio
ambiente y el mundo del trabajo, incluyendo el desarrollo de orientaciones
políticas sobre cómo conseguir el trabajo
decente
para todos en un mundo con recursos naturales limitados.
CSI/GO/MSP-15.05.2013
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