Cuando una empresa logra certificar que aplica en su totalidad
las normas ISO 14.000, está indicándole a la comunidad que sus tareas,
conductas y sistemas son diseñados teniendo en cuenta la preservación del
ambiente. Un dato que es cada vez más tenido en cuenta por quienes invierten en
las bolsas del mundo.En el mundo hay cada vez más empresas de primera línea que
llevan adelante acciones que representan, en muchos casos, una importante
inversión en horas de trabajo y adecuación de sistemas y protocolos, para la
certificación de normas internacionales, con las cuales respaldarán su accionar
basado en parámetros mundiales de calidad, una tendencia a la que no es ajena
la industria minera.Una de las certificaciones más difíciles de obtener y de
mayor significación en esta industria, es la que engloba el conjunto de
normativas y procedimientos conocido como ISO 14.000, que abarca varios
aspectos que hacen al resguardo del medio ambiente.
Pero, ¿qué implica lograr esta certificación y para qué
invertir en ello?
ISO es la sigla en inglés de la Organización Internacional
para la Estandarización, en tanto que el número 14.000 corresponde al conjunto
de recomendaciones vinculadas al resguardo del medio ambiente.
En términos simples, las normas ISO 14.000 constituyen un
sistema de poner en práctica procesos de trabajo, aplicable a cualquier
empresa, que toma como variable a respetar y honrar, una positiva gestión
ambiental, es decir, un sistema diseñado para obtener un equilibrio entre la
rentabilidad de cualquier empresa y la reducción de los impactos que pudiera
producir en el ambiente, estableciendo herramientas y protocolos enfocados a
los procesos de producción y a los efectos que éstos puedan tener en el medio
ambiente.
Si bien a primera vista, adecuar los procesos internos de
una empresa –que se vienen ejecutando de manera similar por décadas, en muchos
casos– puede aparentar ser una mala decisión empresaria, a la larga los
beneficios serán mucho mayores, ya que se estarán aplicando métodos amigables
con el medio ambiente, evitándose así conflictos con la comunidad en la que se
desarrolla la actividad; se apostará de esta manera por una política basada en
principios que van más allá de la lisa y llana obtención de ganancias y la
empresa tendrá, por lo tanto, un desenvolvimiento sustentable, lo que la hará más
atractiva para los inversores individuales y los mercados, cada vez más atentos
a este tipo de conductas.
Algo de historia
Las normas ISO 14.000 nacieron a partir de la decisión
tomada en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en 1992
en Río de Janeiro. A partir de este encuentro, se convocó a un comité técnico
de 43 miembros y 15 observadores internacionales, del que surgió el conjunto de
normas básico (que ha ido revisándose y perfeccionándose a la luz de la
experiencia y las nuevas tecnologías) en 1996, revolucionando el campo
empresarial tanto en aspectos técnicos como legales.
La trascendencia de la ISO 14.000 se basa en que contiene un
conjunto de documentos de gestión ambiental que, una vez aplicados, influyen en
todos los aspectos de una organización generando responsabilidades ambientales,
sistematizando su conducta frente al medio ambiente y mejorando su
comportamiento, con el valor de poder ser aplicadas en cualquier tipo de
actividad humana sistematizada, desde una industria de base como la minería
hasta una oficina comercial o un comercio minorista.
Para una empresa, aplicar la Norma ISO 14.000 implica
reconocer la necesidad de integrar la variable ambiental en todas las
decisiones empresariales que se adopten, y permite obtener ahorros de costos a
través de la reducción de residuos y el uso eficiente de recursos naturales
como la electricidad, el agua y el gas.
Para la comunidad, los entes de control, los accionistas y
los mercados, el saber que una empresa realiza sus labores productivas con
apego a las normas ISO 14.000, otorga la seguridad de la calidad y fiabilidad
de las tareas que se desarrollan allí, pues quien las aplica contribuye a una
mejor calidad de vida al asegurar el transporte, el uso de maquinaria e
instrumentos garantizando que son seguros y confiables.
Un proceso arduo
El proceso de certificación a que se someten las empresas,
adecuando sus sistemas de trabajo y sus parámetros de producción, no termina en
la obtención de dicha certificación –lo que en sí mismo constituiría un logro
trascendente– sino que este estándar de calidad en el resguardo del medio
ambiente debe ser mantenido en el tiempo, para lo que se realizan monitoreos
periódicos a fin de avalar el cumplimiento de las mismas en forma permanente.
El conjunto de normas ISO 14.000 –al igual que las ISO
9.000, referidas a gestión de la calidad, por ejemplo– establecen sistemas
generales de trabajo, normas de conducta y maneras de accionar adaptables a
cualquier empresa.
Su cumplimiento asegura, esencialmente, que quien las sigue
está reduciendo al mínimo las posibilidades de provocar efectos no deseados en
el medio ambiente, aplicando conductas y procederes en los que el resguardo
ambiental está siempre presente.
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